Las paredes de esta galería, como las de otros sectores de la cueva, presentan abundantes vestigios de la acción de fuegos intensos: manchas rosadas y grises, cicatrices de la piedra al estallar, líneas de humos negros. Algunos hogares de la galería se vinculan con el Auriñaciense ya que datan de hace 36 000 años.
Los hogares de la galería del Megaloceros se instalaron preferentemente en las zonas en las que la bóveda era más elevada. Sin embargo, la elevación de la temperatura durante su funcionamiento provocó grietas en la pared rocosa más cercana, cuyos fragmentos caídos en el suelo son todavía visibles.
Esas hogueras podían hacerse por varias causas, entre las que se han barajado las siguientes: iluminar, balizar, protegerse de los animales, calentar, realizar actividades técnicas y simbólicas.
Uno de los cometidos importantes de dichas hogueras fue probablemente el de producir tizones para realizar las obras parietales.