Los abrigos esculpidos paleolíticos constituyen un tipo de sitios arqueológicos peculiares en la medida en que combinan los constreñimientos vinculados al estudio del arte parietal con los de un sitio de ocupación estratificada. Su protección y estudio se inscriben en un marco institucional nacional bien acotado.

Protección de los Monumentos Históricos

Los abrigos esculpidos son considerados como bienes “inmuebles” desde la ley del 30 de marzo 1887. Su protección jurídica  se encuentra regida por la ley relativa a los monumentos históricos del 31 de diciembre de 1913.

Los plazos entre el descubrimiento de un sitio y su declaración en tanto que Monumento histórico son variables: el abrigo del Cap Blanc fue descubierto en 1909 y declarado Monumento histórico en 1926; el abrigo Reverdit se descubrió en 1923 y fue declarado monumento histórico en 1947; con respecto de la Chaire-à-Calvin descubierta en 1927 es recien en 1986 que fuera declarada Monumento Histórico; el Roc-aux-Sorciers, descubierto en 1957, fue oficialmente clasificado como Monumento Histórico en 1955. La declaración tiene como meta ubicar bajo la autoridad del prefecto - quien actúa en representación del ministerio de la cultura y de la comunicación - todo tipo de trabajo, modificación o restauración que afecten al sitio. Los alrededores del sitio se encuentran también protegidos sobre un perímetro máximo de 500 metros.

Los estudios y las investigaciones arqueológicas

Las excavaciones arqueológicas están sometidas al control del Estado (código del patrimonio). Las excavaciones programadas (que dependen de los programas de investigación) son examinadas por las comisiones interregionales de la investigación arqueológica (CIRA). La autorización es otorga por el ministerio o el prefecto. Las excavaciones preventivas se proponen cuando unas obras de construcción exteriores están previstas. En este caso, las propuestas  se encuentran también examinadas por la CIRA.

Estas intervenciones pueden ser de distintas naturalezas: el calco o registro parietal, las prospecciones, los análisis medioambientales e incluso, en algunas casos, la excavación en el caso de que resulte necesario, pero siempre teniendo cuidado de conservar testimonios para las generaciones futuras.