Los numerosos huesos de animales encontrados en la ciudad de Lattara son testimonio de la importancia que tenía la carne y los productos lácteos en la alimentación. Siguiendo los hábitos de finales de la Edad del Bronce, las especies cazadas son abundantes durante los siglos VI-V antes de nuestra era : ciervos, corzos y jabalís, así como linces y liebres, forman parte de la alimentación de los lattarenses.

A partir del siglo III a. n. e., la parte de especies cazadas disminuye considerablemente. Proporcionalmente, las especies criadas, como los cerdos, los bueyes, las ovejas y las cabras, constituyen en esos momentos la mayor parte de los animales consumidos. Las investigaciones realizadas en el yacimiento han confirmado también el consumo regular del perro, además de las aves : patos, somormujos, garzas reales, palomas y sobre todo cormoranes, por lo que respecta a las especies cazadas.Su parte disminuirá progresivamente durante los últimos siglos de la ciudad, en provecho de la gallina doméstica y del pato, quienes ocuparán un lugar creciente en la alimentación cárnica.