La expresión de la tercera dimensión es una dificultad a la que se enfrentaron los hombres del Paleolítico. Conseguir un relieve supone que el autor tenía una idea precisa de los métodos que permiten recrear la ilusión de la profundidad.La sugestión de la profundidad es efectiva a distintos niveles. Se documenta en los más mínimos detalles anatómicos, en la aprehensión de la totalidad del sujeto, así como en la distribución, sobre una misma superficie, de los distintos sujetos animales que forman parte de la composición del panel.

El panel de los Bisontes adosados de la Nave, es una prueba de un tal proceso. Este díptico se asocia a dos uros machos. Se separan uno del otro, en simetría. Sin embargo, la separación no es total ya que existe una superposición de los contornos respectivos a la altura de las grupas.

El tratamiento en reserva consiste en dejar un espacio no coloreado entre dos segmentos anatómicos normalmente unidos o superpuestos. Tiene por función la disociación óptica de dos planos localizados normalmente en profundidades diferentes. El método es empleado sobre todo en el trazado de los miembros antero-posteriores que pertenecen al segundo plano de la figura animal. El recurso a esta forma de tratamiento afecta también a otros segmentos. La superposición de las capas de colores, a la altura de las grupas, habría podido tener por consecuencia ahogar cromáticamente las formas, ambas negras. Con el fin de atenuar esta dificultad, el artista marcó con un ribete blanco, en ligero degradado, los límites entre estas dos superficies.

En complemento, se observa que los cascos delanteros tienen una ejecución más acabada que los situados en la parte trasera, donde el dibujo se limita solamente a las líneas de los contornos, mientras que los del primer plano muestran cada uno su carácter bisulco. Se documenta aquí una simplificación de los trazos provocada por el alejamiento del observador con relación a los elementos sucesivos de la escena.

La elección del emplazamiento de este panel aumentó la ilusión de una explosión de los elementos del díptico. Con el fin de incrementar este efecto, los artistas seleccionaron una pared con una geometría en diedro muy abierto, para pintar un bovino sobre cada plano. Además se observará que el eje del diedro no es vertical, sino más bien inclinado hacia delante. El voladizo causado por esta orientación favorece la ilusión de una caída hacia el observador situado más abajo, y, más allá, da la impresión de un movimiento acelerado, reflejo de la fuerza dispensada y característica de esos dos animales.