La edad, la fatiga y una vista defectuosa no permitieron al abad Breuil proseguir sus investigaciones en Lascaux. Encontró en el abad André Glory a su sucesor. Inicialmente, le confió el dibujo de los grabados. En 1952, este último comenzó sus trabajos de registro por el Pasaje, donde registró 286 figuras identificables, de las cuales la gran mayoría fueron dibujadas. Prosiguió con las del divertículo de los Felinos que estaba compuesto por 87. Con el Ábside, se enfrentó a un conjunto monumental en el que el descifrado y ejecución gráfica de aproximadamente 600 figuras, reclamaron estancias prolongadas que se distribuyeron en varios episodios, de 1953 a 1962. La elevación más importante del campo ornado de este sector implicó la instalación de un andamio tubular cuya presencia ocupó la casi totalidad de la sala.

En paralelo, el Secretariado de Estado de los Asuntos culturales le encargó, en 1957-58, seguir los trabajos de nivelación, realizados para la instalación del sistema de regeneración de la atmósfera de la cueva. El flujo creciente de turistas provocaba una aportación importante de CO2 y requería la implantación de esta máquina. La parte vestibular de la cueva fue excavada a lo largo de 5 m de profundidad para albergar este voluminoso equipamiento. El enterramiento de los conductos de extracción del aire condujo a socavar los suelos, de la sala de las máquinas al Caballo caído, por una parte, y de la sala de los Toros a la galería del Mondmilch, por otra.

En estos distintos espacios subterráneos, A. Glory halló dos niveles arqueológicos y recogió un material óseo y lítico relativamente importante. Prosiguió estas mismas investigaciones en el divertículo del Felinos.

En 1961-62, comenzó una excavación meticulosa del Pozo, descubriendo, en especial, la lámpara roja de arenisca.