Desde que se descubrió, el equilibrio interno de la cueva Chauvet-Pont d’Arc está bajo vigilancia excepcional. Hay un control climatológico permanente con aparatos de medición instalados en lugares estratégicos de la cueva: en la sala de las Oseras, galería del Cactus, sala Hillaire, galería de las Rejas y sala del Fondo. Se toman medidas permanentes de la temperatura y la humedad del aire. Hay cuentagotas que miden el caudal del agua infiltrada y medidores fijos de CO2 que establecen la curva del dióxido de carbono. El IRSN [Instituto de Radioprotección y de Seguridad Nuclear] estudia el porcentaje de radón. 

El análisis de la contaminación

El Laboratorio de Investigación de los Monumentos Históricos (LRMH) comprueba la curva de contaminación presente en la cueva tomando muestras de aire y del suelo. Estas muestras se colocan en caldos de cultivo específicos. Tras su cultivo las muestras se estudian en el laboratorio para identificar, catalogar y contar las esporas, bacterias o algas presentes en la cueva. Dichos análisis ponen en evidencia y miden las eventuales modificaciones y perturbaciones que pudieran alterar el equilibrio de la cueva y ocasionar una contaminación de las paredes. Los investigadores que trabajan en la cueva anotan de manera sistemática el tiempo que pasan en cada sector con el fin de evaluar su impacto sobre los datos climatológicos.

La vigilancia permanente 

Se efectúan controles visuales para explorar el estado de las paredes y suelos y detectar cualquier proliferación sospechosa o cualquier alteración de las figuras. En caso de sospecha se toman inmediatamente nuevas muestras y se envían al LRMH. En otros casos se realizan tomas fotográficas cada mes para controlar una posible evolución.

Socios y autores