El Auriñaciense es una de las primeras culturas en imponerse de manera homogénea en toda la Europa del suroeste durante un período de expansión demográfica de poblaciones de sapiens modernos idénticos a nosotros. El Auriñaciense se vio precedido en Europa, hace 40 000 años, por una serie de culturas que diseñaba sus herramientas de manera diferente: es lo que se denomina el Protoauriñaciense.

Los adornos, muy presentes en el Auriñaciense, están realizados con elementos tomados de diferentes especies animales: dientes de ungulados y carnívoros (lobo, león, zorro) o conchas marinas. Parte de ellos, perlas y colgantes, están realizados a partir de materias orgánicas resistentes (hueso, astas de reno y marfil). La existencia de la música viene acreditada por la presencia de flautas hechas con huesos de aves y marfil. Es muy probable que las artes corporales (sobre todo la danza) ocupasen un lugar importante en la expresión artística.

La mayoría del arte mobiliario auriñaciense está compuesto por estatuillas de mamuts, leones, caballos, osos o rinocerontes, como las que se encontraron en los yacimientos auriñacienses del Jura Souabe, de hace 40 000 años. Este bestiario se encuentra igualmente en el arte parietal de la cueva Chauvet. Es un testimonio de la fuerza del animal cazado y consumido. 

Las representaciones semihumanas y semianimales del Auriñaciense son obras imaginarias originales que expresan el perfecto éxito de la transposición de un mito en una creación artística. Un ejemplo es el misterioso hombre-león descubierto en el Jura Souabe, que integra el espíritu animal en una silueta perfectamente humana, o el lenar de Venus de la cueva Chauvet.

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